
Ya les conté mis primeros pasos en este camino de la Educación y mi vocación docente. Mi amor por el aula, el pizarrón, interactuar con los chicos, enseñar y aprender al mismo tiempo de ellos.
Y un día, en Marzo de este año 2020, se produjo el cambio, un cambio totalmente inesperado por todos. Apenas unos días después de empezar las clases…cada uno a su casa y a seguir con sus tareas desde ahí!
Quiero compartir con ustedes una historia:
“Cuenta la fábula que un hombre buscaba bajo un farol las llaves de su casa que había perdido. Entonces, su vecino que paseaba por allí, se acerca a él y se ofrece para ayudarle a encontrar la llave perdida. Al cabo de un buen rato de buscar sin éxito alguno la llave bajo el farol, el vecino, algo fastidiado, le pregunta: pero, ¿Está usted seguro de haberla perdido aquí? Y el otro replica: no, pero es aquí donde hay luz”.
Si optamos por quedarnos como estamos y no ser partícipes del cambio, seríamos como el hombre que busca sus llaves cerca de la farola: sabremos que la respuesta no está ahí, pero salir a buscar a la oscuridad a veces nos asusta. Nos puede resultar más sencillo y seguro pensar que no se puede cambiar nada, que es imposible, y nos quedamos bajo la luz del farol. Pero en realidad muchas veces tenemos la certeza de que la llave se encuentra en lo desconocido, y encontrarla exige arriesgarnos a explorar. Te propongo arriesgarte y no quedarte bajo la comodidad que te aporta lo conocido y comenzar un nuevo camino para encontrar tu llave.
El cambio es una constante en nuestra vida. Desde que nacemos nos enfrentamos con mayor o menor conciencia, con más o menos éxito, a continuas situaciones que nos permiten aprender cómo adaptarnos al entorno.
“Lo importante no es lo que nos hace el destino,
sino lo que nosotros hacemos de él”
Florence Nightingale
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